lunes, 19 de enero de 2009

En la sala de un hospital, a las 9:43 nació Simón. Ese verano del '76 el orgullo de don Andrés por ser varón. Fue criado como los demás; con mano dura, con severidad; nunca opinó. Cuando crescas vas a estudiar, la misma vaina que tu papá. Oyelo bien, tendrás que ser un gran varón. Al extranjero se fue Simón. Lejos de casa se le olvidó aquel sermón. Cambió la forma de caminar; usaba falda, lapiz labial y un carterón. Cuenta la gente que un día papá fue a vicitarlo sin avisar. Vaya que error! Una mujer que le habla al pasar le dijo: -Hola! que tal papá? como te va? No me conoces? Yo soy Simón, Simón tu hijo, el gran varón. No se puede corregir a la naturaleza; palo que nace doblado jamás su tronco endereza. Se dejó llevar por lo que dice la gente; su padre jamás lo habló, lo abandonó para siempre. No te quejes Andrés, no te quejes por nada; si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada. No se puede corregir a la naturaleza; palo que nace doblado jamás su tronco endereza. En la sala de un hospital, de una extraña enfermedad, murió Simón. Ese verano del '93 al enfermo de la cama 10 nadie lloró. Simón, Simón, Simón, el gran varón.

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